miércoles, 11 de agosto de 2010
Noche de San Lorenzo
La noche de las Perseidas me acerqué a abrazar al mandarino de la huerta pindonga en mi condición humana. Entre estrella fugaz y lágrima de San Lorenzo !!!zas!!! de pronto estoy colgada de una rama de mi árbol convertida en mandarina. No puede ser-le dije- hay que pedir permiso.
-Pues te voy a pedir que te cases conmigo- me espeta el tío, y entonces le pregunto yo muy chula: ¿y estás casado con todas las mandarinas? porque aquí somos un montón, vamos, más de 100.
-Pues por eso soy mandarín, los mandarinos tenemos harén-
Yo fastidiada miro desde donde estoy y me consuela un poco el paisaje que me toca desde mi sitio, pero pienso escaparme enseguida,
!que se habrá creído, yo una más...!
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