martes, 17 de agosto de 2010
El reloj de peras
En la huerta hay un reloj de peras. Las horas caen al suelo con frecuencia irregular y sonido de golpe seco: plof (una), plof-plof (dos).
El reloj solo da la una o las dos en espacios de tiempo caprichosos. Nunca se sabe cuando va a dar la hora.
Bajo el reloj hay una alfombra pringosa de horas espachurradas, visitada por alegres grupos de avispas y moscas verdes.
En mi metamorfosis hortícola me dio como reparo asumir el verde pera, no sea que me toque dar la campanada y me quede espachurrada y marrón en el suelo. Así que preferí observar su delicioso verde miel desde el hórreo.
Y mañana será otro día.
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1 comentario:
Se estuviesen ahí mis perros, esas peras te aseguro que ya no daban las horas. No me dejan una!
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