domingo, 29 de agosto de 2010

No se puede ser berza...


Estaba yo tan a gusto por la mañana tomando el sol siendo una hoja de berza cuando de pronto...zas!...viene Rosario y me corta por el tallo con dos dedos, me vuelca encima un plato con raspas de pescado y me coloca sobre una piedra plana que hay en un rincón. Atufada con aquello grasiento encima me temí lo peor: los gatos acercándose cautelosos, sus bigotes, sus fauces...!socorroooo! grité. Pero nada, tres gatos comiéndose las raspas sobre mi por todos mis rincones, sus rasposas lenguas no dejaron de lamerme hasta que fuí una delgada, grasa y asquerosa hoja. Quien me iba a decir que terminaría el día ejerciendo de ecológico plato.
No quisiera asquearos con mi imagen, así que os pongo una del río a donde las viñas amigas me acercaron para lavarme

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